Comunicación

Comunicación Corporativa basada en valores.

Comunicación Corporativa basada en valores.

En un entorno empresarial altamente competitivo, la comunicación corporativa basada en valores ha emergido como un pilar fundamental para las empresas que desean no solo destacar, sino también construir una marca sostenible y confiable. La alineación entre los valores corporativos y la comunicación impacta positivamente en todos los niveles de la empresa. Esta estrategia va mucho más allá de los simples mensajes; es una cuestión de coherencia, integridad y propósito.

¿Qué es la Comunicación Basada en Valores?

La comunicación corporativa basada en valores es el proceso mediante el cual una empresa transmite sus principios fundamentales—como la honestidad, la innovación, el respeto y la responsabilidad—de manera clara y coherente a todas sus audiencias, tanto internas como externas. No se trata solo de lo que decimos, sino de cómo lo vivimos. Cada acción, mensaje y decisión debe reflejar estos valores, desde la forma en que tratamos a nuestros empleados hasta cómo nos relacionamos con nuestros clientes y socios.

La Importancia para el CEO

Para un CEO, la comunicación basada en valores es una herramienta de liderazgo esencial. En un entorno donde la transparencia es más demandada que nunca, nuestros stakeholders, incluidos empleados, inversores y clientes, buscan algo más que resultados financieros. Quieren ver empresas guiadas por principios éticos sólidos.

Como líderes, debemos ser los primeros en encarnar los valores de nuestra organización. Esto no significa solo hablar de ellos en conferencias o comunicados, sino demostrarlo en nuestras acciones diarias. Cuando un CEO actúa de acuerdo con los valores de la empresa, establece un estándar de conducta que permea toda la organización.

Los Beneficios Tangibles

1. Cultura Organizacional Fuerte: Una comunicación clara y coherente basada en valores ayuda a construir una cultura empresarial sólida. Los empleados se sienten más conectados con la misión y visión de la empresa, lo que resulta en mayor compromiso y retención de talento.

2. Confianza y Lealtad: Los clientes, más que nunca, quieren saber que están trabajando con empresas en las que pueden confiar. Cuando una compañía comunica y vive sus valores de manera auténtica, gana la lealtad de los consumidores, que valoran la integridad y el propósito.

3. Resiliencia en Tiempos de Crisis: En momentos difíciles, las empresas que han construido una base sólida de confianza a través de la comunicación basada en valores son más resistentes. Los stakeholders entienden que las decisiones difíciles se toman con integridad y alineadas con los principios de la organización.

Implementando una Estrategia de Comunicación Basada en Valores

1. Definir los Valores Claramente: El primer paso es asegurar que los valores estén claramente definidos y comprendidos por todos los niveles de la organización. Estos deben ser concisos, accionables y relevantes para la realidad de la empresa.

2. Integrar Valores en Cada Mensaje: Ya sea en una reunión interna, un informe público o un lanzamiento de producto, los valores deben ser un componente esencial del mensaje. No es suficiente mencionarlos ocasionalmente; deben ser parte de la narrativa central de la empresa.

3. Capacitación Continua: Es importante educar y capacitar constantemente a los empleados en torno a la comunicación basada en valores. Esto incluye no solo formaciones formales, sino también ejemplos diarios y reconocimientos a quienes los practican.

4. Medición y Retroalimentación: Evaluar el impacto de la comunicación basada en valores es crucial. Encuestas internas, feedback de clientes y análisis de reputación pública pueden proporcionar información clave para ajustar y mejorar la estrategia.

La comunicación corporativa basada en valores no es una moda pasajera, sino una necesidad en el entorno empresarial actual. Como CEO, la responsabilidad es asegurar que los valores de nuestra empresa no solo se comuniquen, sino que se vivan en cada acción. La coherencia entre nuestras palabras y nuestras acciones es lo que construye una marca sólida, una cultura comprometida y una reputación de la que podamos estar orgullosos.

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Nuestro lado más humano

Nuestro lado más humano

Hace unos días, desde la web de LLYC, junto con DDB y Picnic, anunciaban la excelente iniciativa de #stayhuman que, a mi modesto parecer, es un acertado propósito colaborativo con una llamada de atención al lado más humano de los futuros liderazgos. Un gesto esencial del que, de una manera reflexiva, se pueden extraer muchas enseñanzas.

La iniciativa en sí merece unos momentos sustanciales de atención, a pesar de la ingente cantidad de información que a todos nos rodea, porque pone de manifiesto un necesario esencialismo que, a la vez que nos vamos incorporando a la llamada nueva normalidad, será un punto de inflexión para construir un nuevo futuro más humano y creativo.

Venimos de un confinamiento duro y doloroso, donde por suerte también hemos visto; por parte de empresas y ciudadanía, gestos y actitudes que han puesto de manifiesto una solidaridad y humanismo que no veíamos en nuestra rutina diaria o, si se producía, tampoco estábamos en condiciones de prestarle la atención debida, por culpa de la aceleración diaria que a todos y todas nos embarga.

Pero motivado por ese obligado alto en el camino, donde nos hemos topado con el miedo y la certeza de la fragilidad del ser humano; con las lágrimas y la desesperación ante lo desconocido; con la pena honda de ir dejando en el camino a familiares y amigos, sin la oportunidad de despedirse y despedirlos; motivado por ello, como digo, nos surge la oportunidad de aplicar otras maneras de comportamiento en el devenir más inmediato.

Que a partir de ahora nos sepamos forjar en una existencia más nutritiva de colaboración; que con lo aprendido durante este confinamiento duro y responsable, sigamos apelando al lado más humano del que hemos podido servirnos para salvarnos y salvar la circunstancia; que todo el acontecer oscuro que hemos atravesado, nos sepa dejar una enseñanza más profunda de cómo construir un bien común del que todos y todas podamos beneficiarnos. Un ser conscientes de que las personas, con su individualidad enriquecedora e irrepetible, son lo primero.

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Transformación digital de la Comunicación

Transformación digital de la Comunicación

Para poder observar la continua transformación digital de la comunicación, nada mejor que adentrarse en la web de Llorente & Cuenca, por cuyo entramado de constante trabajo y creatividad, fluye una pedagogía compartida que los hace grandes; como equipo, y como hombres y mujeres que ponen a disposición de los demás un talento que repercute de lleno en la tarea de construir una sociedad mucho mejor y más dinámica.

Su propio fundador y presidente: José Antonio Llorente, me escribe un mail dándome cuenta de las novedades que incorporan en su espacio, redoblando con su actitud la admiración que siento por él y, por qué no decirlo, el sentimiento de nostalgia que a veces me invade, cada vez que compruebo el buen hacer de todos ellos y la profesionalidad a raudales que muestran en todas y cada una de sus acciones.

Todavía recuerdo la primera vez que conocí sus instalaciones en el centro de Madrid. Mientras permanecía sentado, a la espera de ser recibido, todo lo que allí observaba ya se quedó para siempre en mi memoria como sentimiento de total admiración: profesionalidad, buenos modos, comunicación profesional, profunda y enriquecedora labor de equipo. Era todo; desde la decoración de sus cuadros, la manera amable de saludarte en recepción, las grandes pantallas para mantener reuniones online, los exquisitos documentos que podías leer en su web… Era todo; absolutamente todo, haciendo un conglomerado de enriquecedora admiración y respeto.

Luego tuve la suerte de conocer a muchas de las personas que hacen grande a Llorente & Cuenca: Alejandro Romero, José Manuel Velasco, Ivan Pino, Luis Serrano y un largo etcétera que me haría casi interminable la lista en este breve artículo. Todos ellos, desde sus respectivas áreas y responsabilidades, enseñando con verdadera pasión el conocimiento que poseen y que siempre comparten.

Ahora han remodelado con acierto su exquisito espacio y, nada más visitarlo, ya le sugieren al visitante una constructiva tarea: Anticípate, con cuya acción será mucho menos complicado comprender y administrar los tiempos apresurados y de constantes cambios en los que estamos inmersos. Y lo que es más importante, le ofrecen al cliente la oportunidad de ser el auténtico protagonista de su historia, construyendo su propio relato o storytelling, desde la ética y la transparencia radical. No cabe otra y, por lo tanto, anticiparse al presente que transita veloz, evitará sobresaltos de cara al futuro. Les invito, pues, a visitar su excelente trabajo y su siempre necesaria pedagogía. No se arrepentirán.

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A José Antonio Llorente

A José Antonio Llorente

En estos tiempos agrios y convulsos en los que estamos inmersos, no sé si resulta revolucionario comunicar la admiración por alguien, dado que; entre la dictadura de las prisas que asumimos y los egos revueltos que nos afectan, puede parecer que es un acto de flojera interna; una redención del fuerte carácter, o incluso una manía extraña de no acatar el discurso del odio, tan en boga.

En cualquier caso, como al despuntar la mañana me apeteció construir estas breves y muy modestas líneas, voy a intentar transmitir la admiración que siento por José Antonio Llorente, al que ustedes pueden seguir en twitter en su perfil @jallorente y, de paso, leer su excelente libro “El octavo sentido” que habla de la comunicación como factor clave para la sociedad del siglo XXI.

José Antonio Llorente es, entre otras muchas cosas, fundador de la primera consultoría de comunicación en España y América Latina Llorente&Cuenca . Pero lo que a mí me llama más poderosamente la atención, independientemente de su proyección de persona pública y profesional, es la faceta verdaderamente humana, sin cuya trayectoria vital creo que es imposible una comunicación que llegue a los sentidos.

José Antonio cree en lo que dice; lo asume como propio, de ahí la energía y el ejemplo que ha sabido transmitir al grueso del equipo que le rodea. Posee un excelente carisma para las relaciones personales y, sobre todo, una estética inusual que afianza la elegancia de su comportamiento. Esto, por otra parte, no sé si se aprende o, por el contrario, ya viene fijado en la propia raíz mineral del adn de cada cual, como muestra esencial de la propia personalidad.

La admiración por tanto, también exige la muestra sincera de agradecimiento. No el halago fácil que acaso se lleva más en las relaciones sociales y en los actos más protocolarios; sino las gracias más verdaderas, nutridas con un mensaje más hondo que nos habita de continuo en las habitaciones de la sangre. Y desde ahí le quiero dedicar mis muy modestas líneas a José Antonio, a modo de guiño fraternal que haga un intento de crear palabras con sustancia. Del corazón al aíre; o acaso al post que ahora finaliza, no sin antes hacer también eco de una frase suya a modo de aforismo: “ lo verdaderamente importante no es cómo llamamos a las cosas, sino cómo son las cosas de fondo y de verdad”. Y en esa verdad honda reside él; o lo que de continuo transmite. Gracias por tanta y tan buena pedagogía necesaria.

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Circo mediático

Circo mediático

Asistimos desde hace mucho tiempo a un circo mediático, obsceno y repetitivo, del que parece que casi todo el mundo quiere formar parte. Una realidad líquida en la que se hecha en falta lo que Adela Cortina siempre ha demandado; esto es, un pacto mínimo, ético y moral, entre las partes. Pero como ello, de momento no sucede, cada cual se cree con la capacidad de decir lo que mejor le plazca, en un río de egos revueltos para ganancia de pescadores avispados donde, en ausencia de verdades contrastadas, la media verdad se convierte en el preciado botín de los más mediocres.

Apelando al consabido genérico de “la ciudadanía”, donde cada quien y cada cual se cree en el derecho de sumar su dosis de populismo, para el beneplácito de las más bajas emociones, se parte del hecho inaudito de creer que ese genérico al uso, llamado “ciudadanía”, son una pasta de seres a los que hay que enseñar contínuamente, aparte de dar por asumido que no están a la altura de tanto expertazo y, por lo tanto, se le puede engañar fácilmente con las herramientas de la treta, la verdad a medias y la arenga a voz en grito para levantar el ánimo.

Se construyen grupos de personajes encasillados en rediles; cacareos repetitivos para expandir el ruido y medias verdades muy protocolarias que llegan a alcanzar una viralidad de espanto. No les da por formar equipos de alto rendimiento donde la suma de las partes contribuya a revalorizar la misión común y los marcados objetivos; ni por expandir el ejemplo cívico de una comunicación transparente donde todo fluya; ni por el mejor de los desempeños para invitar a mejores y más ilusionantes alianzas. No; por eso no les da. Les sigue dando por creerse más listos que el común de los mortales, desde las atalayas pagadas con el dinero de todos y todas, cuya simbología esencial sería, y es, prestar un servicio a las personas que le han otorgado dicha representatividad y confianza. Se representan a ellos mismos, inmersos en una matriz de prioridades, cuyo centro esencial siguen siendo sus asuntos propios.

Y luego uno lee voces de la parte discordante, apelar al respeto a las instituciones y a la ética, sin una autoridad moral que les avale. Porque cuando ha visto a ciertos personajes acudir al puesto de trabajo cuando les viene en gana; derrochar dinero público a mansalva; medrar en todo tipo de escenarios; obrar desde el cinismo más frío y enfermizo; utilizar lo que sería de todos para el propio beneficio y tratar a los suyos propios, creyéndose siempre superiores, cómo poco menos que objetos de usar y tirar, dependiendo del antojo, hay que ser muy certeros en el obsceno postureo para que el entramado de mentira desvergonzada, cale.

Se echa en falta una pedagogía cívica pausada y reflexiva, una verdadera autoridad moral que, desde la imparcialidad más objetiva, sea capaz de parar el golferío reinante; proceda de las filas que proceda. Se echa en falta que los teóricos de la cosa, sobre todo y ante todo, primero se respeten a si mismos, desde una conciencia limpia, autocrítica y profundamente empática. Se echa en falta que alguna vez el mal no pueda ser rentable; que la integridad sea el lema más subliminal y ejemplarizante; que el dócil silencio no vuelva a otorgar carta de complicidad a los más tóxicos y dañinos. Se echa en falta una limpia creatividad que, en vez de desafección, nos traiga nuevas perspectivas. Dado que si ello alguna vez sucede, como los equipos excelentes, estaremos en disposición de celebrar la victoria conjunta.

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Importa la actitud

Importa la actitud

Hoy es la primera vez que escucho y sé de la existencia de Victor Küppers y he tenido la ocasión de hacerlo, gracias a su participación en la feria anual #Empack2017 celebrada en Madrid. En seguida me he aplicado el dicho de: “nunca es tarde si la dicha es buena”, cuya pedagogía tiene el poso antiguo de la sabiduría popular. Y puedo decir que no me ha defraudado; muy al contrario, ha centrado toda mi escucha activa durante su maravillosa intervención.

Nada más verle caminar hacia el atril, abriéndose paso entre las dos concurridas filas laterales de asistentes, ya me puso en alerta de lo que más tarde iba a ocurrir. Me fijé en su lenguaje no verbal y su manera de vestir; pistas que, sin decir todavía una sola palabra, ya me avisaba de que estaba ante un comunicador nato. Y lo más importante, un comunicador que le pone pasión a todo cuanto dice. He ahí uno de los mayores secretos de su éxito.

Victor Küppers se presenta con una mezcla de humor, modestia y retranca, lo cual facilita al público ir entrando en materia. Su primera enseñanza es que, por muy famoso que sea, no hay que pedirle permiso para escucharle, dado que algunos suelen perderse en el olimpo banal de su ego que, como es sabido, se construye a base de humo y huera endogamia. Él, por tanto, nos avisa de que aquello es un acontecimiento terrenal y, por lo tanto, no está enfocado a seres endiosados. Facilita la comunicación, envolviendo su mensaje en una tonalidad fácil y amable.

Su intervención deja como importante aforismo: “lo importante es la actitud” y, a partir de ahí, nos desgrana la importancia de la psicología positiva, basada en la alegría de vivir y el gesto amable. A veces me recordaba a Ortega, desmenuzando su filosofía hasta hacerla entendible a cualquier público. Y ese es otro gesto que le honra y le engrandece: no viene a dar chapas envueltas en tomos de curriculum, sino a dar pinceladas de actitudes para que vivas con entusiasmo. Son de esas personas, como digo, que su puesta en escena se te queda, por siempre, tatuada en las galería del cerebro; y su pedagogía necesaria y cívica.

Les aconsejo, por tanto, que vayan a verlo en vivo y en directo. No tiene desperdicio, lo cual ya es un anticipo de la sustancia exquisita de la que dota a sus palabras. En cualquier caso, aquí tienen también su blog personal para ir abriendo boca. Les adelanto, con absoluta certeza, que no les defraudará. En mi caso, a pocas horas de haberle escuchado, ya estoy leyendo alguno de sus libros. Háganme caso y disfruten.

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Las mujeres de la sexta planta

Las mujeres de la sexta planta

Las mujeres de la sexta planta se han hecho a si mismas y en semejante recorrido encuentras un excelente poso de humanidad y no pocas dosis de coraje.

Se trata del nuevo proyecto de comunicación de @anpamar y @byuste por el que me detengo y al que escudriño, porque la empatía es ponerse en el lugar de los otros; o de las otras, y desde esa perspectiva hacerse cargo de sus inquietudes, aspiraciones y esfuerzos. Un dedicar tiempo a los/las que consideras semejantes, para hacer tuyos buena parte de sus nutritivos momentos, confluyendo con ello en una amable atención más que merecida.

Mujeres que ocupan el espacio público para llevar a cabo el necesario cambio social. Pedagogía cívica para tiempos demasiado convulsos. Hontanar de ideas para patrocinar los valores intangibles. A fin de cuentas, COMUNICACIÓN en mayúsculas, para transmitir y llegar a los sentidos.

Les invito a visitar su web, leer su impecable trayectoria, demandar sus profesionales servicios de comunicación integral con una estrategia diferente. Recorran su nuevo espacio porque ellas han venido a darle un necesario impulso transversal a la igualdad de género;  a mostrarnos su profunda y enriquecedora comunicación, para que surta efecto la verdadera transformación que tanto estamos necesitando.

Decía Ortega que aburrirse es asesinar el tiempo. Y aquí se trata de enriquecernos con él; dotarlo de una nueva estrategia creativa para que lo transforme por completo. Y créanme: en ello están éstas mujeres de la sexta planta. Deseo a Ángela y Bárbara la mejor de las suertes en el camino fresco e innovador que acaban de emprender. Buena ruta y muchos logros, amigas.

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