Séneca: “No hay bien alguno que nos deleite si no lo compartimos”.
Cuando uno se pone a escribir después de un título como: Tejiendo la vida, que es el nombre de un grupo de teleras del Departamento de San Martín, provincia de Santiago de Estero, y lo acompañas del aforismo de Séneca: “No hay bien alguno que nos deleite si no lo compartimos”, la tarea de redactar frases se hace algo más sencilla, quizá porque desde el primer párrafo ya se hace sentir la emoción que te lleva, en viaje agradable, por la mágica liana de las palabras.
Tejiendo la vida, con su grupo de teleras, bajo la supervisión y el apoyo sostenido de la ONG Grupo de Solidaridad del Espíritu Santo, consiguen que su trabajo artesanal cobre el valor que se merece, revirtiendo con ello en las tareas colaborativas y grupales que sólo puede capitanear una solidaridad bien entendida. Obtienen con ello unos ingresos necesarios para las mujeres que, de esta manera, contribuyen al fortalecimiento de sus comunidades, siendo también el nexo de unión entre la conservación de sus raíces más ancestrales y el empoderamiento de su arte para mejorar sus propias condiciones de vida.
Teleras artesanas que, con su trabajo, hacen posible que puedan conseguir becas de estudio para sus hijos, mejorando su calidad de vida futura, a la vez que su participación en un comercio más humano y justo que demanda con insistencia el siglo casi recién iniciado en el que estamos embarcados. Estarán presentes en el Women 20: la agenda de crecimiento inclusivo y el desarrollo equitativo del G 20. Uno de los pilares de las comunidades rurales, desde el liderazgo femenino, como soporte a las economías regionales.
Y esta clase de iniciativas son las que hacen que sigas teniendo esperanza en el buen hacer del género humano. Iniciativas que patrocinan la creatividad y el arte milenario de culturas de las que tenemos mucho que aprender. Porque sólo sabiendo extraer el potencial creativo de las personas,estaremos en disposición de crear sociedades más justas para un futuro que lo está demandando a voz en grito. Iniciativas con una misión, visión y valores que tienen claro el objetivo: las personas primero. Y lo hacen con una clara apuesta por los valores intangibles, cuya misma esencia va en contra de una globalización entendida como cultura dogmática y uniforme que anula las distintas y ricas identidades. Iniciativas, por tanto, que son bienvenida; en tanto en cuanto, como es el caso del grupo de teleras, de Tejiendo la vida, ensalzan el potencial creativo y los múltiples saberes de cada uno de ellas, repercutiendo con ello en la vida en conjunto y, sobre todo, en el gesto moral y ético que ello conlleva.
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