Marketing 17

Por avatares del destino, un grupo de hombres y mujeres nos estamos dando cita a diario en un curso de formación que, en teoría, nos ayudará a afrontar el futuro con mayores conocimientos y mejor disponibilidad para gobernar los retos del porvenir. Es, por tanto, volver a la famosa cita de Ortega: “Yo soy yo y mis circunstancias” y si no nos salvamos nosotros, difícilmente las vamos a poder modificar a ellas.

Hombres y mujeres con sus historias respectivas y particulares; personas que desde el esfuerzo y la dignidad más absoluta, retoman – o lo intentan – el carril laboral del que una vez fueron apartados. No es nada fácil; porque también juegan su protagonismo el abatimiento y el intermitente desánimo, pero para ello se han dotado de un profundo empeño que lleve a buen puerto el objetivo marcado.

Les he propuesto hablar de ellos, practicando la empatía cada vez más necesaria, en tiempos de yoismos desmedidos y egos muy revueltos. Hacerles una especie de cariñosa dedicatoria, a modo de mini biografía, donde salgan a la luz sus fortalezas, con la esperanza de que los ojeadores de ofertas laborales puedan tenerlos en cuenta. Se lo merecen, porque dentro de sus pequeñas historias compartidas, hay un aluvión de creatividad por explotar, dignificando con ello la humana actitud de ser personas.

Compartimos horas de formación y confidencias; chascarrillos y risas que hacen más agradable los tiempos de receso. Es el presente inmediato que vamos construyendo entre todos; la circunstancia puntual que nos ha tocado vivir; la predisposición a la camaradería y el gesto amable; el inmiscuirse en las circunstancias de los otros, la participación grupal que siempre fortalece a los equipos.

Y se les coge cariño en esa especial ocupación que ahora llena parte de nuestras horas. Es, si se quiere, un paréntesis enriquecido con la presencia y vivencia de los otros; una enseñanza fraternal que los avatares del destino a acercado hasta nosotros para su disfrute. El ahora que acontece, con todo su hontanar de anécdotas emocionantes.

Nos hemos dado en llamar: Marketing 17, dado que ese es el número de alumnos que en principio compartimos pedagogía y aula. Todos y cada uno de ellos tiene en mente un proyecto para llevar a cabo; una ilusión por seguir adelante; un sueño creativo a la espera de ser realizado. Una vez obtenga su permiso, les dedicaré a cada uno de ellos una breve reseña y desinteresada lanzadera.

Y todo ello no sería posible sin Tomás, nuestro profesor y formador. Tomás tiene la férrea voluntad de los que están ya curtidos en atravesar travesías del desierto. Hecho a si mismo, haciendo parada y fonda en un momento puntual de su vida, también se ha dado cuenta de que la experiencia emocional es fundamental para caminar por la existencia. Vino en modo humano y transparente; hijo del esfuerzo y la puntual penuria, lo que le añade mucho maduro realismo a la historia de los días. Como todos, es falible, pero quizá por ese reconocimiento propio aupado a la transparencia, se ha ganado nuestro afecto. Ha comparecido siempre en modo humano; con sus aciertos y con sus errores pero eso, para los tiempos que corren, es muy de agradecer. Ambas partes; tanto profesor cómo alumnos, se pueden nutrir muy vivamente, y de eso es de lo que se trata. Vaya para todos ellos, mi modesto y sincero homenaje.

1 comentario

[…] decía hace unos días, formo parte del grupo #marketing17 que los distintos avatares del destino nos han hecho confluir a un grupo de personas. También […]

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