Llorente&Cuenca

La nueva normalidad

La nueva normalidad

La nueva normalidad se abre paso después de que una pandemia mundial, con sus estragos y miles de fallecidos, haya puesto ante nosotros nuevos retos en los que saber manejar distintas oportunidades. Tenemos la creativa responsabilidad de afrontar el futuro de la manera más positiva posible, a la vez que iniciar el camino de esperanza para las generaciones venideras.

A nadie se le escapa que la era post #Covid19 es todavía una crisis que no ha concluido pero que, una vez superado el duelo que tanto dolor nos ha dejado a su paso, lo que nos toca es abrazar la nueva normalidad #EmbraceTheNewNormal y, siendo conscientes que nos vamos a encontrar con un escenario completamente nuevo; cómo nuevas serán también sus reglas, será preciso aprender a movernos en él lo más pronto posible #TurningPoint .

Debemos de ser conscientes de que, hasta en las peores crisis, siempre surgen oportunidades. Y ello, por tanto, nos debe servir de acicate para ponernos en marcha con la mejor de las voluntades, contraponiendo el ánimo al miedo, porque la adaptación a las circunstancias ha siedo siempre la tónica general por la que tenemos la aportunidad de salvarlas y salvarnos.

Partiendo de la misión, visión y valores de cada marca y organización, la maquinaria como respuesta a los distintos acontecimientos, se ha de volver mucho más flexible y constante. Y en esta nueva normalidad a la que ya nos asomamos, con esa resiliencia que mide nuestra capacidad de recuperación, también debemos centrarnos en la antifragilidad, o capacidad de salir beneficiados de la crisis que, no sin esfuerzo, estamos obligados a dejar atrás.

Por eso me gustaría llamar la atención sobre la reputada consultoría LLYC, cuyo bagaje de creatividad y anticipación es de sobra conocido, lo cual no me impide la práctica de la sincera admiración por su trabajo, fruto de un equipo de excelencia, cuyo fundador: José Antonio Llorente, ha sabido transmitir como propuesta de valor hasta la fecha.

LLYC ofrece un nuevo espacio de antifragilidad cómo mejora. Se abre constantemente a las opiniones de sus empleados y a propuestas externas; se expone a su clientela y abre sus puertas; invita a la retroalimentación fluida para seguir mejorando; trabaja constantemente en la preparación de nuevos desafíos que nos pueda traer este entorno cambiante y volátil que ha venido para quedarse.

Les invito a visitar su creativo espacio. En el encontrarán la ayuda de profesionales para la aceptación y superación de crisis; la capacidad de ser resilientes para poder reaccionar de manera positiva a situaciones complicadas donde no se debe caer en bloqueos y parálisis; la visión holística en un mundo globalizado, donde prima un amplio campo de visión, siempre preparado para futuros cambios y transformaciones; la capacidad de adaptación, de innovación, de versatilidad. Y, sobre todo, la capacidad de comunicación 360 con empleados, clientes, proveedores, partners… Tienen claro que los nuevos tiempos no son individualistas, sino de co-creación y colaboración.

Publicado por Diego Cruz, 0 comentarios
Transformación digital de la Comunicación

Transformación digital de la Comunicación

Para poder observar la continua transformación digital de la comunicación, nada mejor que adentrarse en la web de Llorente & Cuenca, por cuyo entramado de constante trabajo y creatividad, fluye una pedagogía compartida que los hace grandes; como equipo, y como hombres y mujeres que ponen a disposición de los demás un talento que repercute de lleno en la tarea de construir una sociedad mucho mejor y más dinámica.

Su propio fundador y presidente: José Antonio Llorente, me escribe un mail dándome cuenta de las novedades que incorporan en su espacio, redoblando con su actitud la admiración que siento por él y, por qué no decirlo, el sentimiento de nostalgia que a veces me invade, cada vez que compruebo el buen hacer de todos ellos y la profesionalidad a raudales que muestran en todas y cada una de sus acciones.

Todavía recuerdo la primera vez que conocí sus instalaciones en el centro de Madrid. Mientras permanecía sentado, a la espera de ser recibido, todo lo que allí observaba ya se quedó para siempre en mi memoria como sentimiento de total admiración: profesionalidad, buenos modos, comunicación profesional, profunda y enriquecedora labor de equipo. Era todo; desde la decoración de sus cuadros, la manera amable de saludarte en recepción, las grandes pantallas para mantener reuniones online, los exquisitos documentos que podías leer en su web… Era todo; absolutamente todo, haciendo un conglomerado de enriquecedora admiración y respeto.

Luego tuve la suerte de conocer a muchas de las personas que hacen grande a Llorente & Cuenca: Alejandro Romero, José Manuel Velasco, Ivan Pino, Luis Serrano y un largo etcétera que me haría casi interminable la lista en este breve artículo. Todos ellos, desde sus respectivas áreas y responsabilidades, enseñando con verdadera pasión el conocimiento que poseen y que siempre comparten.

Ahora han remodelado con acierto su exquisito espacio y, nada más visitarlo, ya le sugieren al visitante una constructiva tarea: Anticípate, con cuya acción será mucho menos complicado comprender y administrar los tiempos apresurados y de constantes cambios en los que estamos inmersos. Y lo que es más importante, le ofrecen al cliente la oportunidad de ser el auténtico protagonista de su historia, construyendo su propio relato o storytelling, desde la ética y la transparencia radical. No cabe otra y, por lo tanto, anticiparse al presente que transita veloz, evitará sobresaltos de cara al futuro. Les invito, pues, a visitar su excelente trabajo y su siempre necesaria pedagogía. No se arrepentirán.

Publicado por Diego Cruz en Comunicación, 0 comentarios
A José Antonio Llorente

A José Antonio Llorente

En estos tiempos agrios y convulsos en los que estamos inmersos, no sé si resulta revolucionario comunicar la admiración por alguien, dado que; entre la dictadura de las prisas que asumimos y los egos revueltos que nos afectan, puede parecer que es un acto de flojera interna; una redención del fuerte carácter, o incluso una manía extraña de no acatar el discurso del odio, tan en boga.

En cualquier caso, como al despuntar la mañana me apeteció construir estas breves y muy modestas líneas, voy a intentar transmitir la admiración que siento por José Antonio Llorente, al que ustedes pueden seguir en twitter en su perfil @jallorente y, de paso, leer su excelente libro “El octavo sentido” que habla de la comunicación como factor clave para la sociedad del siglo XXI.

José Antonio Llorente es, entre otras muchas cosas, fundador de la primera consultoría de comunicación en España y América Latina Llorente&Cuenca . Pero lo que a mí me llama más poderosamente la atención, independientemente de su proyección de persona pública y profesional, es la faceta verdaderamente humana, sin cuya trayectoria vital creo que es imposible una comunicación que llegue a los sentidos.

José Antonio cree en lo que dice; lo asume como propio, de ahí la energía y el ejemplo que ha sabido transmitir al grueso del equipo que le rodea. Posee un excelente carisma para las relaciones personales y, sobre todo, una estética inusual que afianza la elegancia de su comportamiento. Esto, por otra parte, no sé si se aprende o, por el contrario, ya viene fijado en la propia raíz mineral del adn de cada cual, como muestra esencial de la propia personalidad.

La admiración por tanto, también exige la muestra sincera de agradecimiento. No el halago fácil que acaso se lleva más en las relaciones sociales y en los actos más protocolarios; sino las gracias más verdaderas, nutridas con un mensaje más hondo que nos habita de continuo en las habitaciones de la sangre. Y desde ahí le quiero dedicar mis muy modestas líneas a José Antonio, a modo de guiño fraternal que haga un intento de crear palabras con sustancia. Del corazón al aíre; o acaso al post que ahora finaliza, no sin antes hacer también eco de una frase suya a modo de aforismo: “ lo verdaderamente importante no es cómo llamamos a las cosas, sino cómo son las cosas de fondo y de verdad”. Y en esa verdad honda reside él; o lo que de continuo transmite. Gracias por tanta y tan buena pedagogía necesaria.

Publicado por Diego Cruz en Comunicación, 4 comentarios