política

Carta de despedida a Carme Chacón

Carta de despedida a Carme Chacón

Querida Carme:

Decididamente el lenguaje no posee palabras para expresar el dolor inmenso que a veces se apodera de nosotros; no es capaz de encontrar la frase idónea que sepa transmitir la honda desazón que nos embarga; siempre se queda corto ante las ausencias inesperadas de seres a los que hemos querido y admirado. Y entre ese marasmo de pena sin consuelo y honda congoja, nos rebelamos por hacer expresión las propias lágrimas, traer a colación el sentir desnudo que puebla toda la neutra geografía del silencio. Por encima de todo necesitamos escribir lo que sentimos, porque es la única actividad en radical que hemos venido a hacer en este mundo.

Partes, repentina, hacia otras residencias, y la noticia me pilla por sorpresa. No me hago a la idea, en un principio, de que el destino nos done con semejante osadía sus virajes tan inesperados. Y es entonces cuando rastreo nuestra cadena de correos compartidos; los trozos de vida a modo de mensajes; las fotos guardadas para la posteridad, donde el tiempo obtiene la magia de quedarse detenido. Recompongo, apresurado, tu eterna y limpia sonrisa, a modo de bella metáfora de alegría que tú siempre lucías sobre el rostro.

Querida y admirada Carme: te quise mucho como persona y te admiré como política. Desde tu sencillez batalladora; desde tu enorme tenacidad reconocida; desde tu cercanía profundamente humana; desde tu alegría bella y contagiosa.Fuiste la encarnación de lo humano hecha persona, al igual que lo fueron muchas y muchos de los que te rodearon, catalogados como buena gente, a imagen y semejanza de tu gran personalidad arrolladora. Quisiste, y fuiste muy querida. Al lado tuyo no cabían las medias tintas, eras un aluvión de cariño inagotable que delataba siempre el fondo expresivo de tu risa.

Nos dejas como absortos entre el silencio descomunal que crea tu partida. No hay palabras que expresen con suficiente claridad el desgarro que nos nutre. Y vamos deambulando de un lado para otro entre la desazón perpetua y el más oscuro de los desasosiegos. Clamamos en el rincón de los sueños tu regreso, pero el grito descorazonador no puede con tanta realidad dolida que atenaza. Y volvemos, entonces, a revivirte entre retazos de recuerdos, a modo de memoria viva que todo lo supera. Y te encontramos allí, entre hilos sustanciosos de vida compartida, ápices de momentos que inyectaron dulzura a la existencia, retazos de anécdotas que se quedaran grabadas por siempre en el perfil más íntimo de la propia biografía.

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Carta abierta a Pedro Sánchez

Carta abierta a Pedro Sánchez

Recuerdo que, la primera vez que te ví en persona, venías a celebrar un acto en mi Agrupación. Me llamó la atención que, pese a que me había retirado unos cuantos pasos para evitar los focos y las cámaras, te acercaste hasta mi y me tendiste la mano en forma de saludo. La sorpresa fue cuando, mirándome a los ojos me dijiste: “¿qué tal, Diego?”, dejándome algo sorprendido que, sin habernos visto nunca, me llamaras por mi nombre. La segunda vez fue en un mitin, al terminar el acto. Viniste con una rosa a modo de fraternal regalo y, mientras me la acercabas, me murmuraste al oído: “lo vamos a conseguir”. Y desde entonces me he fiado plenamente de tu palabra dada.

Estoy completamente de acuerdo con tu revolución del respeto y, cuando de procesos abiertos y democráticos se trata, lo que uno espera es que ese proceder del comportamiento, lo inunde todo; independientemente de las opciones personales que cada cual, legítimamente, esté en libre condición de defender. Procesos que se repiten y se repetirán, porque deben ser la salsa y vida de cualquier organización que se precie, entonando con ello un himno de amor a la libertad y a la democracia participativa. De ahí que cada vez que se producen, no es la primera vez que llamo a compañeros y compañeras que se decantan por otras opciones, para recordarles que por encima de todo están las personas; que la vida son los gestos, y de paso seguir brindándoles mi amistad inquebrantable y mi fraternidad futura, independientemente de que los resultados, acorde con la opción de cada cual, nos sean o no más favorables. Un ser y estar en socialista, como forma de vida, por así decir.

Mi apoyo a tu proyecto no me ha salido gratis, aunque conociendo el paño, tampoco me pilla de sorpresa. Y es ahí donde me gustaría incidir unos momentos, porque es en ese territorio; en el de la transparencia y el de la credibilidad, donde se juega toda la reputación a la que creo honradamente que aspiramos.

A mí me fulminan directamente de mi trabajo, por apoyarte. Ese debe ser mi gran error cometido. Y lo hacen desde nuestras filas, gente que exige responsabilidad, parapetada en sus maneras clasistas e irresponsables. Personas en modo equilibristas que, ocupándose meramente de sus asuntos propios, en el fondo les viene al pairo cualquier opción que eligan, porque su transfondo es seguir parapetados y cómodos en su zona de confort. Y es la opción más dañina, puesto que en el fondo, bajo el manto de la apariencia y el cinismo, tratan de engañar a todos y a todas, en beneficio propio. Pero aún así, ligeros de equipaje, con la mochila llena de sueños e ilusiones, no humillamos la cerviz y seguimos el camino; a la manera de Cortázar, cómo niños grandes, manteniendo el corazón intacto, sin un ápice de hipocresía y malicia en la recámara.

No me entretengo más en anécdotas particulares, porque aquí de lo que se trata es de un proyecto colectivo. Un proyecto colectivo que, como bancal de rosas, está sabiendo cultivar las ilusiones que a diario se ven en tus actos y los de el formidable equipo que te acompaña. Y es ahi donde debéis incidir para enmarcar bien el mensaje; en trasladar una esperanza limpia que vaya del corazón a los asuntos de las personas. Aferraros al compromiso de la palabra dada, a la utilización del lenguaje con respeto máximo a sus más profundos significados. Que cada unos de vuestros mensajes destilen la ética que la sociedad necesita/mos porque es fundamental una pedagogía sincera y pedagógica en medio de tantos momentos turbios por los que estamos atravesando. Y una apuesta por los valores inquebrantables de la fraternidad, la solidaridad, la libertad y la igualdad real entre personas, desde voces sinceras que lleven socialismo en las arterias.

Tienes mi modesto aval; el de uno de tantos militantes que sigue creyendo en tu palabra. Deseo, por tanto, que sigas sumando ilusiones en esta gran marea de voluntades compartidas. Suerte y adelante.

Publicado en Diario16

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