Hoy es la primera vez que escucho y sé de la existencia de Victor Küppers y he tenido la ocasión de hacerlo, gracias a su participación en la feria anual #Empack2017 celebrada en Madrid. En seguida me he aplicado el dicho de: “nunca es tarde si la dicha es buena”, cuya pedagogía tiene el poso antiguo de la sabiduría popular. Y puedo decir que no me ha defraudado; muy al contrario, ha centrado toda mi escucha activa durante su maravillosa intervención.
Nada más verle caminar hacia el atril, abriéndose paso entre las dos concurridas filas laterales de asistentes, ya me puso en alerta de lo que más tarde iba a ocurrir. Me fijé en su lenguaje no verbal y su manera de vestir; pistas que, sin decir todavía una sola palabra, ya me avisaba de que estaba ante un comunicador nato. Y lo más importante, un comunicador que le pone pasión a todo cuanto dice. He ahí uno de los mayores secretos de su éxito.
Victor Küppers se presenta con una mezcla de humor, modestia y retranca, lo cual facilita al público ir entrando en materia. Su primera enseñanza es que, por muy famoso que sea, no hay que pedirle permiso para escucharle, dado que algunos suelen perderse en el olimpo banal de su ego que, como es sabido, se construye a base de humo y huera endogamia. Él, por tanto, nos avisa de que aquello es un acontecimiento terrenal y, por lo tanto, no está enfocado a seres endiosados. Facilita la comunicación, envolviendo su mensaje en una tonalidad fácil y amable.
Su intervención deja como importante aforismo: “lo importante es la actitud” y, a partir de ahí, nos desgrana la importancia de la psicología positiva, basada en la alegría de vivir y el gesto amable. A veces me recordaba a Ortega, desmenuzando su filosofía hasta hacerla entendible a cualquier público. Y ese es otro gesto que le honra y le engrandece: no viene a dar chapas envueltas en tomos de curriculum, sino a dar pinceladas de actitudes para que vivas con entusiasmo. Son de esas personas, como digo, que su puesta en escena se te queda, por siempre, tatuada en las galería del cerebro; y su pedagogía necesaria y cívica.
Les aconsejo, por tanto, que vayan a verlo en vivo y en directo. No tiene desperdicio, lo cual ya es un anticipo de la sustancia exquisita de la que dota a sus palabras. En cualquier caso, aquí tienen también su blog personal para ir abriendo boca. Les adelanto, con absoluta certeza, que no les defraudará. En mi caso, a pocas horas de haberle escuchado, ya estoy leyendo alguno de sus libros. Háganme caso y disfruten.
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