Diego Cruz

De capataces turbios

De capataces turbios

De los variopintos personajes que conforman el, a veces, patético teatro de la vida -donde nunca cae el telón- hoy quisiera rescatar para estas líneas al capataz turbio que aún pervive en muchos ámbitos.

Éste personaje se suele ubicar en la mitad del escalafón piramidal, a medio camino entre la eterna gloria que espera de su inmediato superior y las dentelladas foribundas que le endilga a cualquier mandado; no ya que se le aproxime, sino que interfiera en su singladura de comodidad y peloteo, o fingimiento y posterior desmán. Zote con suerte, el personaje en cuestión vive a expensas de otros y ejerce sobre ellos un fascismo sublime y brutal, aunque la apariencia mostrada sea la de un demócrata convencido de los de toda la vida. Él rinde cuentas y respeto desde su escalafón, hacia arriba. Desde su escalafón, para abajo, donde dijo digo, dice Diego; esto es, todo se le antoja vulgar plebe, meros objetos para utilizar en su propio provecho y conveniencia.

El peligro de estos comportamientos no es baladí, ya que pueden avanzar con sigilo desde sus protegidas trincheras y extender el mal allá donde vayan. Viven agazapados en despachos, oficinas, entornos laborales… y parece que la convivencia, la solidaridad entre personas, el trabajo en grupo, la empatía, la democracia puesta en práctica, el diálogo constructivo y la ética en el fondo y en las formas, no va con ellos. Y lo peor de todo es que muchos, debido a su lealtad perruna, son amparados por otros resabiados personajes que gozan, con esta complicidad, de mejores y perfectos servicios.

Si se descubren muchos de esta calaña, pertenecientes a la misma tribu, mal vamos para dotar de mayor y mejor calidad a la democracia. Un ciudadano demócrata, participativo y cívico, es mucho más que todo eso…

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Felicidad

Felicidad

Un día que buscaba la felicidad, sólo tuve que esperar sentado en mi mesa de trabajo, hasta que transcurrieron por allí unos instantes muy puros. Para ello aderecé el silencio con el concierto de coronación de Mózart, no sin antes entretenerme en mirar un oleo sobre lienzo de Vicent van Gogh, nominado Les Vessenots en Auvers.

Fue entonces, mirando aquella obra, cuando se produjo el milagro. La techumbre rojo intenso de una de las casas se me fue filtrando por los ojos, hasta que su brillo se iba licuando poco a poco en mi cerebro. Una vez absorbida toda aquella tonalidad, hasta interiorizarla por completo, las mucosas de la imaginación se pusieron a trabajar activamente, y por aquel paraje de niebla yo sentía que un sueño incontaminado era en ese momento el acto más importante que te llevaba a ser feliz.

Desde una barcarola ya fundida con el pensamiento, mi mejor amiga me invitaba a cebar mate en su piso de Pozuelo, y tras aquellas palabras se fue quedando en el complejo entramado de las neuronas un halo de espuma muy literario y marítimo. Así las cosas, preparé algunos versos de Neruda por si mi amor quedaba a poca altura, me vestí para ocasión tan esperada y sobre las sienes coloqué un equipaje muy lustroso de amistad. De tal forma que aquella tarde trajo hasta nosotros un lance de amor muy poco cotidiano, cuyos minutos esmerilaron cientos de horas muy mohosas, de las cuales, de vez en cuando, en necesario desprenderse. También hubo besos eminentamente líricos, con humedades de melocotón y mar, que por peldaños de los labios querían ascender en aquellos momentos hasta la atalaya más elevada del espíritu. Y nuestros nombres fueron una significación poética trenzada en la penumbra.

Un día que buscaba la felicidad, sólo tuve que esperar sentado en mi mesa de trabajo, hasta que transcurrieron por allí unos instantes muy puros. Desde entonces, ante demanda tan espiritual y metafísica, yo suelo condimentarla con briznas de instantes; que no son sino perlas de tiempo que a veces nos pasan desapercibidas. La felicidad, pues, puede comenzar a sentirse cuando principia el concierto de coronación de Mózart, brillar más aún en el tejado rojo que un día pintase Vicent van Gogh, hasta llegar a ser un todo en tu imaginación que, si acaso eres creyente, te haga entonar un tedéum muy puro de agradecimiento. Todo es cuestión de vivir, y estar atentos…

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Las mujeres de la sexta planta

Las mujeres de la sexta planta

Las mujeres de la sexta planta se han hecho a si mismas y en semejante recorrido encuentras un excelente poso de humanidad y no pocas dosis de coraje.

Se trata del nuevo proyecto de comunicación de @anpamar y @byuste por el que me detengo y al que escudriño, porque la empatía es ponerse en el lugar de los otros; o de las otras, y desde esa perspectiva hacerse cargo de sus inquietudes, aspiraciones y esfuerzos. Un dedicar tiempo a los/las que consideras semejantes, para hacer tuyos buena parte de sus nutritivos momentos, confluyendo con ello en una amable atención más que merecida.

Mujeres que ocupan el espacio público para llevar a cabo el necesario cambio social. Pedagogía cívica para tiempos demasiado convulsos. Hontanar de ideas para patrocinar los valores intangibles. A fin de cuentas, COMUNICACIÓN en mayúsculas, para transmitir y llegar a los sentidos.

Les invito a visitar su web, leer su impecable trayectoria, demandar sus profesionales servicios de comunicación integral con una estrategia diferente. Recorran su nuevo espacio porque ellas han venido a darle un necesario impulso transversal a la igualdad de género;  a mostrarnos su profunda y enriquecedora comunicación, para que surta efecto la verdadera transformación que tanto estamos necesitando.

Decía Ortega que aburrirse es asesinar el tiempo. Y aquí se trata de enriquecernos con él; dotarlo de una nueva estrategia creativa para que lo transforme por completo. Y créanme: en ello están éstas mujeres de la sexta planta. Deseo a Ángela y Bárbara la mejor de las suertes en el camino fresco e innovador que acaban de emprender. Buena ruta y muchos logros, amigas.

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El dolor ajeno

El dolor ajeno

Al principiar la mañana y mientras tomamos un café solo y literario, un twitt de don David Martínez llama mi atención. Hace referencia a un artículo de Màxim Huerta que estremece. Narra la desgarradora muerte de su padre y, en esos momentos, mi mente pasa automáticamente de los asuntos propios al dolor ajeno. Se hace eco de esa pena que tizna, en solidaria empatía, al menos para acompañar mentalmente su dolor y hacernos cargo.

Màxim se da cuenta de que la vida a veces; no es buena, ni noble, ni sencilla y viajando por la liana compungida de sus párrafos, uno se da cuenta que va pidiendo auxilio a las palabras. Y las palabras acuden para expresar su hondo desasosiego; ese que a veces no hace sino sumar canas en las sienes y dejar el alma con un vacío inextinguible. Pero al menos acuden a su llamada; a expresar lo que, en perfecta sincronía, pupila y muñeca destilan en ese momento. La escritura como varadero de una horfandad que viene a visitarle.

La ausencia poliedrica de un padre que se marcha hacia otras residencias; el vacío descomunal que pergueña en el alma un abismo de canas y cansancio; el grito sobrecogedor que más tarde se hará pura vida acaramelado en tiempo con sustancia y recuerdos; la llamada demandando un abrazo solidario, una explicación, una tranquilidad para tanto río de lágrimas en luto. Màxim en estado puro, como escritor de raza y como persona.

Y por desgracia, nada podemos hacer para aliviar esa pena que el destino le otorga y le infiere. Sin duda son vacíos que se quedan hospedados por siempre en las hondas habitaciones de la sangre. Pero si podemos solidarizarnos con su estado, mandarle mensajes de entendimiento y ánimo, porque transcurrido el tiempo él transformará todo ello en honda y vibrante literatura. Mientras tanto, nosotros nos ponemos frente a la hoja en blanco para dedicarle un tiempo al otro, para que cualquier dolor humano jamás nos sea ajeno. Mi abrazo fraterno y mis sinceras condolencias.

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Newsletter gratis

Newsletter gratis

Newsletter gratis para tus campañas de email marketing. Es una de las herramientas que te propongo en esta ocasión, para que puedas realizar adecuadamente un boletín informativo para enviar a tus suscriptores, o clientes, dado que con ello obtendrán de tí una aportación valiosa en cuanto a las actividades o noticias puntuales de las que te interesa dar cuenta.

En tiempos en los que el email marketing cada vez cobra mayor importancia, la creación de una newsletter gratis te dará la oportunidad de ofrecer las noticias y novedades de tu marca, afianzando con ello la credibilidad que poco a poco están depositando en tí, tu público objetivo, creando con ello un vínculo de confianza que redundará en tu creativa cadena de valor. Lo primordial, en este caso, es que tu trabajo vaya enfocado, principalmente, a atraer la atención del receptor al que envías la comunicación.

Para ello me permito indicarte algunos detalles que deberás tener en cuenta: un diseño cuidado y que no pase desapercibido, de manera que la idea resulte útil y llamativa; un lenguaje ameno que refleje el sentir de la marca, pero que a la vez sepa vislumbrar la forma en la que se comunica tu público objetivo; un envío altamente personalizado, dado que con esa acción cada receptor se sentirá cómo el único y más importante foco al que tú prestas atención; y por útimo, una buena elección de palabras claves para que el contenido de la información se gane la diferenciación que te llevará a generar un excelente engagement.

Con todo lo anteriormente expuesto, estarás en perfecta disposición de utilizar una excelente herramienta para generar impacto en la mente del consumidor. A ello le puedes sumar la inclusión de las distintas redes sociales en las que tu marca tiene visibilidad o escaparate virtual, con el fin de mejorar el patrón de conversión para las visitas a tu web y la consiguiente compra del producto ofertado, o la visita a lecturas de noticias en las que estás interesado difundir.

Si en la información que deseas transmitir, piensas incluir descuentos o promociones asociadas a productos, también es aconsejable incluir imágenes que resalten mucho mejor el contenido referido. El objetivo, como decimos, será facilitar al público objetivo, toda la mejor información de marca, tomando dicha acción como la mejore oportunidade de llevar nuestro escaparate virtual a todos los rincones. Sería una manera de realizar un pacto creativo con el suscriptor en el que, a cambio de su tiempo y amabilidad al interesarse por tus acciones, tu le devolvieras el favor realizado, en forma de creación de los mejores contenidos. Y por último, un detalle no menor: siempre tener presente, por respeto, no caer en la acción maliciosa del spam: programa la hora más adecuada del envío y, sobre todo, da la oportunidad a los suscriptores de poder darse de baja en todo momento, cuando ellos libremente lo decidan. Si por fortuna no se da ningún caso, tu acción comunicativa tiene el respaldo e interés de todos tus receptores.

 

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Carta de despedida a Carme Chacón

Carta de despedida a Carme Chacón

Querida Carme:

Decididamente el lenguaje no posee palabras para expresar el dolor inmenso que a veces se apodera de nosotros; no es capaz de encontrar la frase idónea que sepa transmitir la honda desazón que nos embarga; siempre se queda corto ante las ausencias inesperadas de seres a los que hemos querido y admirado. Y entre ese marasmo de pena sin consuelo y honda congoja, nos rebelamos por hacer expresión las propias lágrimas, traer a colación el sentir desnudo que puebla toda la neutra geografía del silencio. Por encima de todo necesitamos escribir lo que sentimos, porque es la única actividad en radical que hemos venido a hacer en este mundo.

Partes, repentina, hacia otras residencias, y la noticia me pilla por sorpresa. No me hago a la idea, en un principio, de que el destino nos done con semejante osadía sus virajes tan inesperados. Y es entonces cuando rastreo nuestra cadena de correos compartidos; los trozos de vida a modo de mensajes; las fotos guardadas para la posteridad, donde el tiempo obtiene la magia de quedarse detenido. Recompongo, apresurado, tu eterna y limpia sonrisa, a modo de bella metáfora de alegría que tú siempre lucías sobre el rostro.

Querida y admirada Carme: te quise mucho como persona y te admiré como política. Desde tu sencillez batalladora; desde tu enorme tenacidad reconocida; desde tu cercanía profundamente humana; desde tu alegría bella y contagiosa.Fuiste la encarnación de lo humano hecha persona, al igual que lo fueron muchas y muchos de los que te rodearon, catalogados como buena gente, a imagen y semejanza de tu gran personalidad arrolladora. Quisiste, y fuiste muy querida. Al lado tuyo no cabían las medias tintas, eras un aluvión de cariño inagotable que delataba siempre el fondo expresivo de tu risa.

Nos dejas como absortos entre el silencio descomunal que crea tu partida. No hay palabras que expresen con suficiente claridad el desgarro que nos nutre. Y vamos deambulando de un lado para otro entre la desazón perpetua y el más oscuro de los desasosiegos. Clamamos en el rincón de los sueños tu regreso, pero el grito descorazonador no puede con tanta realidad dolida que atenaza. Y volvemos, entonces, a revivirte entre retazos de recuerdos, a modo de memoria viva que todo lo supera. Y te encontramos allí, entre hilos sustanciosos de vida compartida, ápices de momentos que inyectaron dulzura a la existencia, retazos de anécdotas que se quedaran grabadas por siempre en el perfil más íntimo de la propia biografía.

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He visto

He visto

He visto políticos muy subvencionados, con un rictus muy duro de prepotencia, sin apenas un atisbo de amabilidad metafórica en el rostro. Seres encantados de haberse conocido, habituados al baño de masas y a las proclamas subrayadas de amarillo para enardecer al personal. Personajes fríos, paralizados en la distancia corta; porque en ese ámbito, sin luces ni testigos, muchos se desenvuelven con no serias dificultades. Pequeñas personalidades, envueltas en halos de un peloteo muy empalagoso, donde la seudorealidad dibujada es un círculo constante y muy vicioso.

He visto cargazos que condimentan su vida con cinismo, a tal punto que ya no saben bien si son la persona o el personaje que han creado de si mismos. Dicen lo que no hacen y hacen lo que no dicen, con ese viceversa, en modo obsceno y reversible, haciendo equilibrios para salvar sus inseguridades más profundas. Hueros por dentro, sin esencias destacables, abonados a una existencia muy conservadora a la que no quieren renunciar.

He visto miradas durísimas, reventonas de sectarismo y ego, moverse en el lenguaje tergiversado de la astucia. Ojos desnudos ante un lenguaje no verbal que siempre les compromete; sonrisas de plástico que duran, por falsas, mucho más de lo preciso. Clasistas en modo muy radical, cuya soberbia se les desmanda con los más débiles. Tribu con un carácter, de escondite y guarida, porque saben en su yo más profundo que están obrando mal.

He visto a títeres del mangoneo, profesionales del engaño, usurpadores de la tranquilidad ajena, muñecos del círculo mediático en el que habitan, apasionados de su ego inconfundible en cuyas fotos siempre se retratan a si mismos. Mala gente, en definitiva, para lo público y social. Personas muy superficiales, infladas de humo y vanagloria, husmeando de constante cuál puede ser el lugar más seguro para su futura ocupación. Deshumanizados, repletos de inquina y odio, mandones por cojones, revestidos de demócratas. Mala gente. Gente tóxica.

Artículo publicado en Diario16

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Carta abierta a Pedro Sánchez

Carta abierta a Pedro Sánchez

Recuerdo que, la primera vez que te ví en persona, venías a celebrar un acto en mi Agrupación. Me llamó la atención que, pese a que me había retirado unos cuantos pasos para evitar los focos y las cámaras, te acercaste hasta mi y me tendiste la mano en forma de saludo. La sorpresa fue cuando, mirándome a los ojos me dijiste: “¿qué tal, Diego?”, dejándome algo sorprendido que, sin habernos visto nunca, me llamaras por mi nombre. La segunda vez fue en un mitin, al terminar el acto. Viniste con una rosa a modo de fraternal regalo y, mientras me la acercabas, me murmuraste al oído: “lo vamos a conseguir”. Y desde entonces me he fiado plenamente de tu palabra dada.

Estoy completamente de acuerdo con tu revolución del respeto y, cuando de procesos abiertos y democráticos se trata, lo que uno espera es que ese proceder del comportamiento, lo inunde todo; independientemente de las opciones personales que cada cual, legítimamente, esté en libre condición de defender. Procesos que se repiten y se repetirán, porque deben ser la salsa y vida de cualquier organización que se precie, entonando con ello un himno de amor a la libertad y a la democracia participativa. De ahí que cada vez que se producen, no es la primera vez que llamo a compañeros y compañeras que se decantan por otras opciones, para recordarles que por encima de todo están las personas; que la vida son los gestos, y de paso seguir brindándoles mi amistad inquebrantable y mi fraternidad futura, independientemente de que los resultados, acorde con la opción de cada cual, nos sean o no más favorables. Un ser y estar en socialista, como forma de vida, por así decir.

Mi apoyo a tu proyecto no me ha salido gratis, aunque conociendo el paño, tampoco me pilla de sorpresa. Y es ahí donde me gustaría incidir unos momentos, porque es en ese territorio; en el de la transparencia y el de la credibilidad, donde se juega toda la reputación a la que creo honradamente que aspiramos.

A mí me fulminan directamente de mi trabajo, por apoyarte. Ese debe ser mi gran error cometido. Y lo hacen desde nuestras filas, gente que exige responsabilidad, parapetada en sus maneras clasistas e irresponsables. Personas en modo equilibristas que, ocupándose meramente de sus asuntos propios, en el fondo les viene al pairo cualquier opción que eligan, porque su transfondo es seguir parapetados y cómodos en su zona de confort. Y es la opción más dañina, puesto que en el fondo, bajo el manto de la apariencia y el cinismo, tratan de engañar a todos y a todas, en beneficio propio. Pero aún así, ligeros de equipaje, con la mochila llena de sueños e ilusiones, no humillamos la cerviz y seguimos el camino; a la manera de Cortázar, cómo niños grandes, manteniendo el corazón intacto, sin un ápice de hipocresía y malicia en la recámara.

No me entretengo más en anécdotas particulares, porque aquí de lo que se trata es de un proyecto colectivo. Un proyecto colectivo que, como bancal de rosas, está sabiendo cultivar las ilusiones que a diario se ven en tus actos y los de el formidable equipo que te acompaña. Y es ahi donde debéis incidir para enmarcar bien el mensaje; en trasladar una esperanza limpia que vaya del corazón a los asuntos de las personas. Aferraros al compromiso de la palabra dada, a la utilización del lenguaje con respeto máximo a sus más profundos significados. Que cada unos de vuestros mensajes destilen la ética que la sociedad necesita/mos porque es fundamental una pedagogía sincera y pedagógica en medio de tantos momentos turbios por los que estamos atravesando. Y una apuesta por los valores inquebrantables de la fraternidad, la solidaridad, la libertad y la igualdad real entre personas, desde voces sinceras que lleven socialismo en las arterias.

Tienes mi modesto aval; el de uno de tantos militantes que sigue creyendo en tu palabra. Deseo, por tanto, que sigas sumando ilusiones en esta gran marea de voluntades compartidas. Suerte y adelante.

Publicado en Diario16

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Luces en la ciudad democrática

Luces en la ciudad democrática

Acabo de leer uno de los últimos libros de Reyes Mate: “Luces en la ciudad democrática. Guía del buen ciudadano” que, en medio de esta prisa desmesurada y esta competitividad insaciable, se me antoja como un ilustrativo oásis de amabilidad e ideas. Ya la dedicatoria: “A Teresa, maestra en la escuela y en la vida”, tiene un poso de dulzura por donde se vislumbra un sincero agradecimiento acurrucado en la pedagogía. Una frase corta; pero entrañable, en cuya lectura ya adivinamos la sabiduría y exquisitez con las que se arropa el libro.

Y después de hacernos acompañar por el autor en medio del silencio creativo que circunda a las intempestivas horas; exentas de ese rigor obligatorio en que a veces son vasallas del tiempo de otros, nos entregamos a esa serenidad hondísima en la que nuestra ignorancia bebe sin descanso de esta fuente de conocimiento que ahora se nos ofrece.

Reyes Mate, con su prosa, me ha recordado mucho a Ortega: te lleva de la mano por la senda alambicada de las preguntas para que, sin abandonar su compañía; ayudándote de ella, vayas tú mismo en busca de las respuestas. Un recuento de propuestas, de virtudes públicas, de actitudes cívicas, de comportamiento humano y ciudadano con las que poder afrontar mejor las decisiones que la vida nos reclama.

Agradezco al autor profundamente su trabajo, así como la amabilidad de Julia Ayuso (Editorial Pearson Educación) por enviarme el libro. Espero y deseo que alrededor de él se den cita muchísimos lectores.

 

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Umbral

Umbral

Para el inicio de estas palabras, una frase de Emilio Lledó: “Si nos acostumbramos a ser inconformistas con las palabras, acabaremos siendo inconformistas con los hechos”. Y así fuiste tú, Umbral, desde esa ironía fina y esa prosa parda que tan bien comulgó, siempre, con el lenguaje: un inconformista de la vida.

Te seguí en innumerables ocasiones junto al perfil agridulce de tus libros. Noches de insensata lectura, a caballo entre el café que debilita al sueño, sólo para disfrutar de tu último trabajo y viajar alegremente en las lianas musicales de tus constantes metáforas. Admiraba tu lírica dramática expresada con hondura en “Mortal y Rosa” –acaso tu mejor libro- donde literatura y vida, en una copulación hondísima, llegaban ya a ser lo mismo. Me permitía aconsejar tus libros entre algún grupo de amigos –esa especie reducida que poco a poco vamos entre todos extinguiendo-, aunque bien es verdad que muchos de ellos no toleraban bien tu personaje y, como consecuencia de ello, fueron incapaces de asomarse al himno endiablado de tu prosa.

Y ahora te has ido, como yo presentía hace unos meses leyendo tu “Amado siglo XX”, dejando un poso de amargura que, supongo, será compartido con otros muchísimos lectores. Te has ido y, los que vamos quedando, como dijo Fernando Savater, “nos vamos haciendo peritos en pérdidas”, acostumbrándonos por obligación a esa desazón infinita que siempre nos causan los ausentes. Pero en este modesto rincón siempre quedará tu música entre páginas, a la espera de unas retinas que vuelvan a ponerlas de manifiesto cualquier noche, en medio del silencio acompasado y el amor incondicional que late entre los libros. Permanecerá tu pulso literario, tu amalgama de palabras extraídas de los confines amables del lenguaje, tu lírico dandismo y tu pose de personaje que a veces era fachada para preservar el cristal infantil donde guardabas los sentimientos.

Para el final de estas palabras, las que dan colofón al epílogo de tu último libro: “Umbral contempló su obra con sosiego y se tumbó a descansar”. ¡Hasta siempre, Paco!.

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